Este libro reabrió en occidente el debate sobre la supervivencia de la conciencia después de la muerte. En este sentido fue todo un hito, y la popularidad de este estudio rebasó todos los límites de lo esperado e imaginado. Hoy, treinta años después de que fuera publicado por primera vez, su actualidad sigue siendo la misma, y la sola mención del título trae al recuerdo de muchas personas toda la apertura que el trabajo de Moody trajo consigo.
Investigado y llevado a cabo durante los mismos años en que la célebre Elisabeth Kübler-Ross empezaba a dar a conocer sus estudios con enfermos terminales, esta primera obra de Moody se elaboró a partir de los relatos de personas que habían tenido experiencias cercanas a la muerte -personas que habían sido sido declaradas clínicamente muertas y que luego habían sido reanimadas. Todas ellas, y de forma independiente, narraban una secuencia que parecía seguir un mismo patrón: audición de un zumbido extraño; visión del propio cuerpo visualizado desde fuera; sensación de encontrarse en un túnel oscuro, al final del cual se percibe una luz; encuentro con familiares o amigos anteriormente fallecidos; un diálogo con un ser luminoso; visión retrospectiva de la propia vida... hasta experimentar el regreso al cuerpo, con un posterior cambio de valores vitales y una nueva percepción del fenómeno de la muerte. Los relatos de estas experiencias, que cubren aproximadamente la mitad del libro, produjo un gran impacto en la sociedad occidental. Aparte de la espectacularidad de algunos de sus pasajes, lo que llamó la atención de los lectores era que el libro de Moody reabría el interés y el debate acerca de los fenómenos extra-corporales que acontecen alrededor de la muerte. En esos momentos, la discusión sobre estas percepciones había desaparecido en el marco cultural occidental, con las Iglesias cada vez más orientadas a lo moral y a lo social, y la praxis científica negándose a dar crédito a las mismas -tachándolas de fenómenos alucinatorios-; la muerte era en realidad un tabú. Pero esta discusión no es ajena a la condición humana: como subraya Ernst Jünger, la palabra humanidad está estrechamente emparentada con el término inhumar -o sea, enterrar-; ya en épocas prehistóricas se erigían túmulos y monumentos funerarios, y el culto a los muertos se encuentra en la base de numerosas culturas.
Libro ideal para todas aquellas personas que hayan tenido una experiencia cercana a la muerte (ECM). También para personas interesadas en las experiencias psíquicas que pueden acontecer alrededor de la muerte. También para médicos y sacerdotes.
A pesar de su fama y popularidad, que podría hacer pensar que el libro tiene una vertiente efectista, esta es una obra de una notable calidad -de otro modo, no hubiera perdurado tanto tiempo. A su vez, el estilo es directo y llano, y se lee con agilidad.
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