Es una obra en la que se trata ampliamente el tema de la prostitucion de menores en el Caribe Suramericano. Narra la historia extendida de Eréndira, una joven criada por su abuela desde que murió su padre. Al llegar a la preadolesencia, la prostituye para así mantener su nivel de vida.
Comienza así su peregrinaje. En uno de tantos pueblos, Eréndira conoce a Ulises, quien se enamora de ella. La busca, le dice que en la noche volverá por ella y la llamará usando el canto de una lechuza. Los dos huyen pero la abuela consigue que la autoridad militar los persiga y atrape. Para que eso no se repita, desde entonces la abuela mantiene encadenada a la cama a Eréndira.
La abuela, acostumbrada a una vida de lujo y comodidad, no se resigna a la muerte de su esposo. Para conseguir dinero explota a su nieta Eréndira, quien desde muy pequeña debe realizar múltiples labores domésticas. Tras un incendio accidental, la abuela decide que Eréndira lo va a pagar, y la consagra al comercio sexual.
En un pueblo en donde la presencia de Eréndira causa gran alboroto, las mujeres se molestan con su presencia y la cargan con cama y todo para ponerla en exhibición en medio del pueblo. Eréndira le pregunta a Ulises si sería capaz de matar a la abuela. Mientras que él responde que haría cualquier cosa por ella. Prepara un pastel con veneno pero el plan fracasa ante lo cual Ulises desaparece y luego regresa con una nueva estrategia, que consiste en volar a la abuela con dinamita instalada en su piano. Pero la explosión no la mata. Finalmente la apuñala. Del cuerpo de la abuela sale “una sangre oleosa, brillante y verde, igual que la miel de menta”.
Al verse libre, Eréndira recuerda que la abuela conservaba oro y se lo lleva. Corre por la orilla del mar, llevando consigo el chaleco de oro. Ulises la persigue sin éxito. La novela termina con la frase: “los indios de la abuela lo encontraron tirado boca abajo en la playa, llorando de soledad y de miedo”.
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